Blogia
Aghoa Weblog

Refugio

Refugio

La incandescencia de mis pensamientos se subyuga ante tu pasividad, por un ataque de ira, por un gesto carente de significado, vacío como tantas veces últimamente, como corrupto e indigesto al tacto de mi pereza sobre tu desgana. Cansancio, rutina, espacios en blanco que fluyen sigilosos a tu percepción de tonalidades intermedias. Mi aliento revela una saciedad que desconocía y jugetea al borde del abismo a sopesar los pros y los contras, haciendo malabares con esas decisiones que se divisan tan poco nítidas como tus actos de perdedor resignado.

El transcurso de esta existencia que protagonizo se reboza en silencios mal pronunciados y repetitivos, en palabras huérfanas de ansia en la clandestinidad de tus monólogos sin razón ni freno, en sospechosas inquietudes surgidas de lo incierto del mañana, en maleables caprichos, en imprudentes ojalás de corazón y de cerebro anoréxico por falta de alimento. Los poros de mi piel, repelen tu presencia y se desdibujan inquietos al roce de tus pupilas inyectadas en malos presagios, en intenciones de doble moralidad, en desprecios gratuitos, en sed...

Necesito ahogar mis gritos en tu garganta, hidratarme de nuevo con tu veneno, beber de tu sangre hasta perder el control sobre mi propia saliva y recorrer tu traslúcida estampa de principio a fin. Me arroparé con tus reproches como si fuesen mi único hogar, mi refugio olvidado, mi rincón recuperado, mi excusa para no perderte. Me haré hueco entre tus olvidos y dormiré sin reparos sobre tu falta de tacto, sobre esas manos que intentan balbucear verdades como puños. Me rendiré ante tu voz apagada cuando la alces para enfatizar tus ardientes deseos. Me mecerán tus sabios consejos de malnacido, arrastrándome a un estado de paz por descubrir, que me ciegue, que me turbe, que me convenza de no abandonar este nido, que responda a mis cuestiones y me haga olvidar que estoy aquí por tí.

0 comentarios