Sin mirar atrás...
Deja que me sienta inspirada, que las ideas fluyan cual leucocito rebelde aprendiendo a gatear y los sentidos se pierdan en este mar de ocurrencias sin parangón. Espérame al otro lado, donde los cuentos son poesías inacabadas, donde los gatos aullan en clave de sol y las nubes hacen apología de mis ensoñaciones favoritas.
Deboro esta cuenta atrás con los ojos apagados, mientras, me dejo llevar por la comodidad de tus brazos y la amabilidad de tus palabras, porque sé que detrás de tu sonrisa se alberga mi abrigo. Es demasiado pronto para que sea tarde y demasiado tarde para que pueda jugar con tus dudas al escondite. No soy la niña que un día vió la luna y se preguntó si podría alejarla de un soplido o atraparla con una mano si cerraba los ojos con todas sus fuerzas.
Fruta madura... seguir adelante sin bendas que te oculten los tropezones que has de dar, caerte... levantarte... y volver a caer. Dejar que el viento azote sin piedad tus ideas prefabricadas. Abrir los brazos en cruz y dejarse caer a la nada, volar... volar... y volar.
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