"Lost in translation"
Hay algo en cada película que ves a lo largo y ancho de tu vida, que te llama la atención. En este caso, se me hizo muy raro ver a gran número de japonesitos tirando del cigarrillo (no recuerdo ver a ninguno fumar, ni en tv, ni en cine, ni en la calle, ni en ningún bar) y su estilo de "movida nocturna" que... es tan diferente al nuestro y a la vez tan similar. Jajaja, creo que no conciben la fiesta sin un karaoke que llevarse a la boca.
Esta película es... sencillamente... genial! De lo más raro que he visto. Comienza de forma muy original, un precioso culo que se intuye bajo unas bragas rosa salmón que lo cubren en toda su dimensión. Es increible cómo puedes pasar una hora y media (que es lo que dura más o menos) sin que se te haga pesada, sabiendo que no pasa nada más que el transcurso de unos días en un hotel basicamente. Más que una historia contada, se trata de un reflejo de sensaciones que te producen ciertas situaciones: angustia por hallarte en un país lejano que parece "un mundo a parte", soledad, felicidad, tristeza, anhelo, deseo, agobio, aburrimiento, desvelo, incomprensión y comprensión, paz interior, amistad... me ha sorprendido, he de reconocerlo, tanto cómo mi móvil a mi sobrino.
Era la 1:30 a.m aprox. cuando terminó la peli y me fuí directa a la cama. Todos mis músculos estaban en mode off, mi piel aromatizada, mi temperatura corporal intacta desde que salí de la bañera, mis tensiones liberadas, mis ganas de sentir la suavidad de mis sábanas de tono azulón a mi alrededor incrementadas y mi relax absoluto, mmmm... tengo que repetir! Recuerdo mis "viernes" sola en el piso de Santiago. Cuando todo el mundo se apresuraba a dejar la ciudad para volver a sus casas, llevando incluso la bolsa de viaje a clase para no perder el tren o autobús inmediatos al término de la sesión docente, yo me dedicaba a saborear el deseo de que tendría una tarde y una noche solas para mí, lejos de mi casa, mis amigos, mi fin de semana típico vigués y que tendría libertad para hacer lo que quisiera, pudiendo disfrutar de mí misma. Me encantaba desconectar algunos días, lo necesitaba. Hay alguna que se sorprende de que me guste hacer esto, pero eso es porque no se para a escucharme o a conocerme y no me extraña, está demasiado ocupada sintiéndose el ombligo del mundo como para analizar a sus amigos (y lo digo sin ironía, tampoco se lo reprocho, cada uno es como es, solo me hace gracia que se sorprenda). Se ha quedado con el recuerdo de mis ansias por salir a bailar a una discoteca incluso con fiebre y con ese recuerdo, barema el resto de mis comportamientos... pero por entonces... solo tenía 17 años. La gente cambia y aunque me pierde una noche de baile, también me pierde una en una bañera de espuma. Es cuestión de elegir el momento adecuado cuando la necesidad apremia.
Feliz domingo!!
Esta película es... sencillamente... genial! De lo más raro que he visto. Comienza de forma muy original, un precioso culo que se intuye bajo unas bragas rosa salmón que lo cubren en toda su dimensión. Es increible cómo puedes pasar una hora y media (que es lo que dura más o menos) sin que se te haga pesada, sabiendo que no pasa nada más que el transcurso de unos días en un hotel basicamente. Más que una historia contada, se trata de un reflejo de sensaciones que te producen ciertas situaciones: angustia por hallarte en un país lejano que parece "un mundo a parte", soledad, felicidad, tristeza, anhelo, deseo, agobio, aburrimiento, desvelo, incomprensión y comprensión, paz interior, amistad... me ha sorprendido, he de reconocerlo, tanto cómo mi móvil a mi sobrino.
Era la 1:30 a.m aprox. cuando terminó la peli y me fuí directa a la cama. Todos mis músculos estaban en mode off, mi piel aromatizada, mi temperatura corporal intacta desde que salí de la bañera, mis tensiones liberadas, mis ganas de sentir la suavidad de mis sábanas de tono azulón a mi alrededor incrementadas y mi relax absoluto, mmmm... tengo que repetir! Recuerdo mis "viernes" sola en el piso de Santiago. Cuando todo el mundo se apresuraba a dejar la ciudad para volver a sus casas, llevando incluso la bolsa de viaje a clase para no perder el tren o autobús inmediatos al término de la sesión docente, yo me dedicaba a saborear el deseo de que tendría una tarde y una noche solas para mí, lejos de mi casa, mis amigos, mi fin de semana típico vigués y que tendría libertad para hacer lo que quisiera, pudiendo disfrutar de mí misma. Me encantaba desconectar algunos días, lo necesitaba. Hay alguna que se sorprende de que me guste hacer esto, pero eso es porque no se para a escucharme o a conocerme y no me extraña, está demasiado ocupada sintiéndose el ombligo del mundo como para analizar a sus amigos (y lo digo sin ironía, tampoco se lo reprocho, cada uno es como es, solo me hace gracia que se sorprenda). Se ha quedado con el recuerdo de mis ansias por salir a bailar a una discoteca incluso con fiebre y con ese recuerdo, barema el resto de mis comportamientos... pero por entonces... solo tenía 17 años. La gente cambia y aunque me pierde una noche de baile, también me pierde una en una bañera de espuma. Es cuestión de elegir el momento adecuado cuando la necesidad apremia.
Feliz domingo!!
2 comentarios
Es cosa mia.... -
Juan -