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Aghoa Weblog

Grrr...

Grrr...

Los labios de gominola intentan saciar mi ansiedad, pero la proporción de impotencia en sangre es muy superior al que me merezco una tarde cualquiera de jueves. Odio a los empresarios que ponen reglas ridículas a sus dependientes, a los dependientes que no ponen facilidades a los clientes y a los clientes que pretenden saberlotodo sobre todos los productos de la tienda, mientras el resto, hacemos un master en aprendizaje de precios rebajados y los dos primeros cursos en manchas de baldosín. Para cuando consigues un mínimo de atención de la parte vendedora, te topas con un muro de imposibilidades y caras mitad resignación mitad sonrisa incómoda. Por encima de tener pagar, hay que llevarles el trabajo masticado. Pues hoy ya he digerido bastante como para tener que comerme más encomiendas de gestión.

 

 

 

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