De mayor quiero ser... escritora!

Me preguntaba de qué color eran las estrellas y yo le contesté con una de mis más practicadas indiferencias...
Se fue con la cabeza gacha y las orejas protegidas por las palmas de sus manos, apretando fuerte, incluso hasta percibir una leve amenaza de dolor en las sienes, pero le compensaba no seguir lamentando las palabras que con tan solo una mirada le propinaba la que creía su princesa. Ya no merece la pena seguir prolongando agonías, se dijo al instante la bruja mala, pero en el fondo de su corazón quizá pensaba que estaba equivocándose para el resto de sus días...el mal, el veneno que se enmaraña en los laberintos de sus complicados pensamientos, ya había salido fuera y su efecto comenzaba a notarse en el aire... no merezco salvación, ni siquiera una purga para mis heridas, porque cada brecha que se ciñe en mi insensibilidad me la he ganado a pulso y el no saber controlar mis innatos impulsos, me arrastra hacia la deriva de ninguna parte. Era una lucha constante entre tu ilusión y mi infelicidad, entre tu magia y mi incompatibilidad, entre el mundo de ensueño en el que me inmiscuyo diariamente y tu perspectiva realista, era... ya no sé si seguirá siendo.