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Crónica

Sencillamente me apetece transgredir mi estilo dejando sin título esta disertación filosófica sobre la vida misma, sobre las impresiones de una joven adolescente encerrada en un cuerpo perféctamente delimitado por curvas de vértigo, no apto para quienes sufran de taquicardias. Jajaja, el Lorenzo me trastoca el encéfalo, para una vez que asoma...
Anoche el auditorio de castrelos vibró al ritmo de "Deluxe" y "Prodigy". Los primeros abrieron boca con coreados temas y entrega absoluta por parte sobre todo del guitarrista y con un final de esos que no esperas. Se fueron yendo todos los músicos hasta dejar solamente en el escenario el sonido de una guitarra muriéndose, prolongando su agonía por un amplificador programado. Los últimos, levantaron brazos e incluso piernas de una multitud enloquecida, provocaron silvidos, gritos e intentos de imitaciones; uno de los cantantes se bajó del escenario para dar una vuelta al ruedo y lanzar un par de alaridos al público de la grada. Si no fuese por el foso, le haría el salto de la tigresa ;). Música electrizante para una velada inolvidable. (Que bonito me ha quedado...) Pero a quién no se le van los pies al ritmo de ese pedazo de bateria que aporrea cada parte como si le fuese la vida en ello... y quién no va a sentir escalofrios al roce de los aullidos de gallina maltratada de ese par de dos sobre el escenario... en resumen, la caña de España. Hacer una mención especial al nenito de nuestra derecha, que improvisó una coreografía al más puro estilo "k pasa neeng" en un plis plas, ayudado de la sustancia que ingeria por esa traquea incansablemente. Más que calidad, ha sido espectáculo desde mi punto de vista.

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