Siento cómo se desprenden los retales de mi inspiración para escribir y como una losa se erigen en ese hueco a ellos reservado, los pensamientos modelados a base de tropiezos, aciertos, confidencias y macedonias mentales, típicos engendros de una vida lamentablemente vivida a toda prisa.Reclaman mi presencia en forma de kleenex sin usar y dicen que me equivoqué de carrera... no entiendo hasta donde se extiende el mal de la incomprensión y cual es la mejor tabla de salvamento para no perecer antes de llegar a la orilla; ni porqué nos sumimos en una transición irónicamente pensada para hacernos víctimas de nuestros propios deseos, cuando lo que añoramos se encuentra tan lejos y quizá demasiada distancia sea inalcanzable; no estoy preparada para ayudaros; no puedo ofrecer mi hombro para que lloreis, si la que nada en un mar de lágrimas soy yo misma; pintar con distintos matices es tarea de incalculable dificultad y el gris con que veo los singulares sucesos que se ciernen sobre la realidad camuflada en tonos pastel, ya no tiene el mismo contraste que años atrás, pero sigue sin gustarme ese color... demasiado discreto, demasiado triste, demasiado gris...
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