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"Manías"

"Manías" Llegué a pensar que era normal hasta cierto punto, hasta que comencé a percibir cierto reproche visual, por parte de la gente a la que le comentaba mi extraña para ellos y poco usual costumbre. Haciendo uso de mi autoprocesador interno, mientras retozaba bajo el agua de la ducha cual sirena varada de figura voluptuosa, se me ocurrió la osada idea de hablar de mi misma. Sé que suelo hacerlo a lo largo de todas mis crónicas; ya sea mencionando directamente acontecimientos vividos, calificando mis propias cualidades ó empapando mis aspirantes a relatos de tercera con trocitos que reflejan lo que soy o me gustaría ser. En esta ocasión, voy a desnudarme con la luz encendida y enfocándome directamente a las pupilas y voy a confesar una de mis manías...
No recuerdo cuando empezaron los síntomas de algo que se ha convertido en mi pan de cada día, ni hasta donde puedo llegar con tan atípica manera de ver las cosas, pero sé que es superior a mí. Quizá sus orígenes se hallan en una recta personalidad o en una cuestión de principios morales con los que he sido obligada a convivir, entre los que se incluye "todo tiene pies y cabeza"... fuere como fuere, es amplio su campo de aplicación y me atrevería a jurar que con el tiempo va adquiriendo mayores proporciones. No me preocupo mucho, es algo con lo que puedo ir de la mano a pasear, sin temor a que sus dimensiones me perjudiquen o dañen a terceros. Mi manía, como la denominan ciertos individuos que presumen de ser precursores del movimiento "nosotros-no-hacemos-cosas-raritas", se basa en motivos de salud plasmados en objetos inanimados y en teorías sobre higiene postural y demás precauciones anticoncentración sanguínea encefálica. (No hustler, ence-fálica, aunque te suene a porno no es este el caso)
Es sencillo cuando menos, solo hay que tener una visión ordenada y tomar una serie de medidas. Son muchos los productos y objetos, las víctimas de mi arraigada tradición. Desde sobres de sopa, azucarillos, cajas de cereales, bolsas de pipas, patatillas, paquetes de arroz, siguiendo por las propias mantas de la cama siempre y cuando lleven dibujos concretos, ya sean los típicos leones o leopardos, ya sean dibujos más infantiles, continuando por anillos con algún dibujo en relieve (por dar un ejemplo, mi anillo de delfín) y un largo etc. El método a seguir es muy simple, se trata de abrir los envases, bolsas o continentes alimentarios SIEMPRE por la parte superior y en caso de tratarse de ropa de cama, de colocarla SIEMPRE de modo que la cabeza del animal, persona o cosa, quede para la cabecera. Lo mismo ocurre con los anillos, se pondrán en la mano de modo que al estar de pie con los brazos estirados hacia abajo, las figuras se vean del derecho. Los razonamientos son también simples, si quedan boca abajo se le va la sangre para la cabeza, ya sea cabeza o parte de arriba de las letras y eso no es muy saludable. Nunca me vereis abrir un envase, de modo que su abertura impida leer del derecho todas las letras impresas por riesgo a derrame de su contenido. Y que pasa con los azucarillos de las cafeterías que ponen las letras en horizontal?? pues en ese caso, se coloca de forma que puedas leerlo y se rasga por el lateral derecho.
No es tan grave verdad doctor?? Todavía no he agredido a nadie, por muy mala que me ponga si veo p.ej al tigre de los cheetos boca abajo, mientras el propietario de la bolsa sigue comiendo tan tranquilo y al pobre animal se le concentra todo su riego sanguíneo en su delicada cabecita felina. Grrrr... que desconsiderada es la gente!

P.D: Si alguien se anima a contarnos alguna manía, tiene campo libre y sin censura para hacerlo. Besotes para todos los maniáticos, que haberlos hailos.

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